Las estadísticas demuestran que los equipos pesados se incendian con una alarmante frecuencia.
Estos equipos son susceptibles de incendiarse por muchas razones. Los mismos son operados por lapsos prolongados de tiempo, en muchas ocasiones las 24 horas del día y los 365 días del año, utilizan líquidos inflamables en su operación normal y también generan altas temperaturas que pueden encender esos líquidos inflamables y los eventuales derrames.
Cuando los incendios ocurren, las empresas deben afrontar costosas reparaciones o bien el reemplazo de los equipos de alto valor, pérdidas por parada de los equipos, baja en la producción y el riesgo de la continuidad del negocio. Mucho peor aún, la posibilidad de tener que afrontar serias lesiones del operador del equipo.